Luis Espinosa Cerón
© Creencias: Oscuridad del Engaño. Luis Espinosa Cerón, México, 2021. Todos los derechos reservados sobre texto e ilustraciones del autor. luis.e@aluilli.com https://aluilli.com/
Creencias: Oscuridad del Engaño, trata sobre el fenómeno de las creencias y los oscuros mecanismos de engaño y control social. La dinámica mental de las personas resulta limitada por las creencias mediante oscuros engaños de ilusiones o por temores. Por una parte, para la mente los engaños son imperceptibles por la emotividad de beneficios. Y por otra, la mente es controlada por temores a ciertos perjuicios. Aunque la persona no sepa nada sobre las creencias, las asume como esperanza o perjuicios reales. Y las convierte en su propia identidad al asumir la esperanza en sí mismo. Así, las creencias hacen predominar la dinámica emocional sobre todas las otras dinámicas mentales. Entonces, la mente es esclava de las creencias, pero prevalece cierto dinamismo, siempre que no altere la emotividad de las creencias ni la identidad.
Ciertamente la limitación de la dinámica mental de la persona por efecto de creencias es muy grave. Pues atenta contra la mayor virtud evolutiva de los humanos, nuestra capacidad mental. Sobre todo, atenta contra la evolución de la mente humana, su desarrollo, como a sus sociedades y culturas. Ante esta problemática, el texto, Creencias: Oscuridad del Engaño, busca acercarse a la comprensión del fenómeno.
Un factor adicional sobre la problemática de las creencias. Actualmente, la humanidad parece dominado por creencias de toda índole y dimensión. Por su tipología, las creencias religiosas y políticas son las más notables. En seguida, las creencias económicas, financieras, sociales, educativas y de salud. Y adicionalmente observamos su escala, pues transitan desde lo individual hasta lo global.
El texto muestra la manera como las creencias son engaños controlados por ciertas cúpulas de poder para su beneficio. También se observa la manera como los paradigmas crean una trama lógica difícil de superar. Finalmente, se observa como las creencias pueden construir ideales benéficos en nuestra construcción social. A lo largo del texto ofrezco algunas salidas lógicas, analíticas y creativas para liberarnos de creencias.
Acompañan al texto algunos monocromos del autor con la idea de compartir las obras de arte pero sin mensaje alguno. Por su parte, las ilustraciones resultarán evidentes.
Hay cosas que “sabemos y otras que no sabemos”. Si pretendemos ser certeros, verdaderos, solamente podemos afirmar aquello que sabemos y claramente negar aquello que no sabemos. –¿Saben ustedes qué es la ecuación de Dirac*? No, no tenemos ni idea! – Tal negación es propia si efectivamente no sabemos nada de esa ecuación. Es así como la lógica mental es coherente, distinguimos lo que es y lo que no, como también, lo que sabemos y lo que no.
* La ecuación de Dirac es una ecuación de ondas relativista de la mecánica cuántica formulada por Paul Dirac en 1928. Paul Dirac: el hombre que descubrió la antimateria. Greelane.com
Primero, cuando una persona afirma algo que no sabe como sí fuera algo que sabe, entonces ocasiona engaño a sí mismo, un autoengaño. También surge una alteración a su propia lógica, al afirmar como verdadero aquello que no es. Segundo, cuando el engaño se dirige a otras personas, o a nosotros, entonces surge la hipocresía. Ya que ante nosotros, dicha persona afirma como verdadero algo que en realidad no sabe. Una persona engañosa nos diría: “Sí de física se trata, yo sí sé qué es la ecuación de Dirac” (aunque la desconozca por completo). Tercero, igualmente, surge la hipocresía colectiva, al pretender afirmar aquello que no sabemos como si fuera aquello que sabemos. Lamentablemente observamos que la práctica al engaño colectivo se ha generalizado en nuestra sociedad actual. Y finalmente, esta cierta cultura de engaño e hipocresía colectiva atenta contra la anhelada virtud social de “verdad y honestidad”.
Hemos dicho que “hay cosas que sabemos y otras que no sabemos”. Preguntamos, ¿en qué campo lógico se ubican las creencias, aquellas cosas o ideas que afirmamos creer? Claramente, las cosas que creemos, son cosas que no sabemos, pues de otra forma no habría necesidad de sostener su creencia. O bien, sostener la idea que promueve tal creencia. Pues si hay algo que sabemos, y su conocimiento es generalizado, entonces es algo que obviamente todos sabemos. Las cosas que creemos son aquellas de las que no sabemos absolutamente nada.
Por ejemplo, sí creyéramos que los marcianos poseen tres ojos, implicaría que no conocemos a ningún marciano. Como también que no sabemos si tienen tres ojos, de hecho, no sabríamos nada de anatomía marciana. Por el contrario, sería inútil la creencia que sostuviera que nosotros los humanos terrícolas poseemos dos ojos. Pues es algo que simplemente todos sabemos, y tal creencia sería simplemente absurda. Así, las cosas que creemos son cosas que simplemente no sabemos. Y así, resulta incoherente e inútil sostener creencias en las cosas que realmente sabemos.
Las cosas que sabemos se refieren a campos de conocimiento, a productos mentales y de realidad. Sin embargo las cosas que creemos, están principalmente en al campo de las ideas. Esto es a aquellas ideas o conjunto de ideas que pretenden conocimiento de algo que no sabe. Así, la creencia en lo individual como los sistemas de creencias son ideas falsas o engañosas. Ya que, tan solo se sostiene la pretensión del saber, aunque no se sepa nada.
La mente no solamente produce ideas. También, percepciones, sensaciones, imaginaciones, recuerdos y sobre todo emociones. Las cuales se reducen al campo de la experiencia individual. Pues aún en la euforia colectiva, aunque podamos imaginar la emoción de otros, solo experimentamos nuestra propia emoción.
La pretensión de engaño de las creencias sobre algo que sabemos no se reduce solamente a la idea del saber sobre ese algo. También comprende productos mentales, al pretender experimentar algún producto mental, y del cual la persona es el único testigo. Aunque la persona puede ser honesto al manifestar la experiencia de algún producto mental, también puede mentir. Por esta razón, la facilidad del engaño, atendiendo a productos mentales propios, y los cuales nadie puede constatar. – Créeme que te amo. – Y créeme que yo aún más. Este es el campo predilecto de profetas, chamanes, adivinos. Aunque pueden ser honestos, también falsos.
Por lo general, las creencias son excluyentes tanto en su idea como en su lógica. Primero, observamos el escenario del creyente ante los demás. Por el lado de la idea, los creyentes no admiten que se pudiera negar lo que ellos afirman saber. Y con ello, excluyen cualquier otra idea contraria. Por el lado de la lógica, los creyentes afirman saber cosas de acuerdo a su manera de pensar y a su lógica. Y con ello se proclaman dueños de la razón. Y con esto último, los creyentes también excluyen cualquier otra lógica.
Segundo, observamos al creyente ante sí mismo. Ante la propia creencia personal, la mente no admite otras ideas y productos mentales, los cuales descartaría por contrarios o antagónicos. Es por esto que el creyente no experimenta la idea de autoengaño, pues como tal, esa idea también está excluida. En fin, las creencias son estructuras cerradas y excluyentes. Pues, la mente del creyente solamente admite la idea de su creencia y su propia lógica. Salvo aquellas ideas o productos mentales que no sean antagónicos. Veamos el efecto de esto último.
Encontramos entonces, 1) la condición donde la mente esta cerrada a las ideas y lógica de sus creencias. Y 2) donde solo permite ciertas ideas o productos mentales que no sean antagónicos a dichas creencias. Así, la mente parece conformarse con la emotividad que promete o promueve la creencia. Es decir, al reducto emocional del posible beneficio o perjuicio de la creencia, algo que tratamos adelante. En esta condición, la mente parece entonces limitada a ciertas ideas, productos y dinámicas mentales. Esta limitación es un atentado al potencial mental de la persona, y con esto a su desarrollo y emancipación. Pero también es una forma de esclavitud. 1) una suerte de esclavitud mental auto generada y, 2) una forma de control mental y social, como también de sometimiento y esclavitud. Y en particular, observaremos esto último al tratar las cúpulas de poder detrás de las creencias, más adelante.
Dada la limitación a ciertas ideas, productos mentales favorables a la creencia, resulta que la actividad mental es estática. Esto es, solo son posibles ciertos productos y cambios ligeros que respeten plenamente la creencia y su emotividad. La limitación mental abarca la memoria, la intuición, el análisis, la percepción, la imaginación y la emotividad. Normalmente, estas dinámicas en su ejercicio sostienen la energía y el desarrollo de la mente. Pero como la energía que sostiene la creencia proviene fundamentalmente de su promesa emocional, resulta entonces frágil. Ya que, es el creyente o grupo de creyentes los que pueden sostener tal promesa emocional mientras tal grupo subsista. Esto es, las creencias son temporales.
1.
Soy la oscuridad de la oscuridad
las ideas sin sentido
de la que aseguro saber
sin saber absolutamente nada.
Tan absurda como arrogante
es mi empeño a esas ideas
amenazas e intimidaciones
al hacerme verdugo de mi mismo
como asesino de disidentes.
Las hipótesis son ideas abiertas, eslabones de un proceso de investigación, pues buscan alcanzar o profundizar en el saber de una cosa. Y si la investigación fuera exitosa, sus logros de conocimiento, de saber, serían parciales. Pues en la lógica de investigación siempre se reconoce que “hay cosas que no sabemos que no sabemos”. Por esto, resulta imposible considerar a las creencias como hipótesis de investigación. Son conceptos diferentes con objetivos diferentes. Para la creencia, es el engaño de la pretensión de un saber. Y para la hipótesis, es la búsqueda de conocimiento.
Actualmente observamos la implicación humana en creencias políticas, religiosas, económicas, financieras, sociales, y de salud, entre otras. Nos preguntamos por el objetivo de estas prácticas. ¿Qué se busca con las creencias y su engaño? La respuesta es compleja si consideramos que todas esas categorías están enlazadas en formas diversas. Ya que de los creyentes fluyen beneficios diferenciados en medida de su control o del poder sobre su control. Ante múltiples intereses enlazados, surgen “grupos de control” para cuidar la idea de la creencia y la explotación discreta de beneficios. Por su parte, los creyentes se someten al oscuro engaño de las creencias, y de manera voluntariosa contribuyen a los beneficios. Los cuales, son generalmente materiales pero también emocionales o mentales. Los grupos de control también explotan la mente del creyente y sus grupos. Tal como hemos observado en el párrafo, La esclavitud mental de las creencias.
Quién dudaría que una tarjeta de crédito es un instrumento de crédito, de dinero real. Incluso una señal de confianza financiera y hasta donde regalan puntos canjeables. Así, el creyente en estas tarjetas vería razonable los intereses y recargos mensuales. Pero jamás pensarían que es una forma de explotación o de esclavitud.
Para analizar el fenómeno de creencia específico, cabe preguntar. ¿Quiénes son el grupo de control? ¿Cuáles son los beneficios? ¿Cuáles son las creencias? ¿Y quiénes son los creyentes o explotados? Aunque las respuestas inmediatas pudieran ser simples, cabe recordar que los beneficios están entrelazados. Así el análisis implica una visión de complejidad. ¿Cómo se entrelazan los beneficios y grupos de control? Y tanto horizontal como verticalmente. Aquí otro ejemplo para análisis del lector.
Quién duraría que el sistema de democracia representativa es lo más deseable para este mundo. Y aún con imperfecciones de los representantes sería lo más aceptable. Jamás se pensaría que es una forma de sometimiento y explotación de las minorías, pues su representatividad es irrelevante. Pero jamás se pensaría que la creencia en la democracia representativa sea una forma de control social o la articulación a un sometimiento financiero y legal.
La bula papal llamada “Dum Diversas” emitida en 1452 por el papa Nicolás V dirigida a Alfonso V de Portugal, señala lo siguiente:
“Le otorgamos por estos documentos presentes, con nuestra Autoridad Apostólica, permiso pleno y libre para invadir, buscar, capturar y subyugar a sarracenos y paganos y otros infieles y enemigos de Cristo dondequiera que se encuentren, así como sus reinos, ducados, condados, principados, y otros bienes […] y para reducir sus personas a la esclavitud perpetua”. *
Esta bula fue posteriormente ratificada por los papas: Calixto III, Sixto IV, León X. Y posteriormente en 1493 y 1554 por Alejandro VI. Es así como específicamente se extiende la autorización los reyes de España sobre el territorio de América. Estos documentos lamentablemente articularon la expulsión de los árabes y los judíos de España. Se considera que también articularon y muy lamentablemente, la trata de esclavos en África y particularmente en América. Y lamentablemente también articularon, las conquistas europeas como invasiones y apropiaciones.
*negrita, énfasis del autor. “Sarraceno” se refiere a árabes y musulmanes. Wikipedia.es
Podemos reconocer que existen poderes honestos guiados por la verdad y la honestidad. Sin embargo podemos observar que los miembros de las “cúpulas de control” no son seres verdaderos, auténticos. Por eso, no hablan de las cosas que saben y de las que no saben. Por el contrario, de las ideas que pretenden que creamos, en favor de una cultura de creencias, y así consolidar sus beneficios. Como hemos visto, las creencias son cosas de las que no sabemos nada. Pero en servicio al poder, las creencias se inducen por esperanzas engañosas de beneficios interesantes para nutrir emocionalmente a sus víctimas. O bien, se imponen por amenazas temerosas sobre algún perjuicio emocionalmente significativo. Pero incluso también, se imponen por la fuerza, la tortura, la esclavitud, o de plano se combaten con la muerte o el exterminio.
Por ejemplo, la historia del cristianismo y judaísmo muestra la brutalidad criminal para someter a personas y pueblos a sus creencias religiosas y políticas. Otro ejemplo, lo encontramos en la historia de los Estados Unidos de Norteamérica. En ella se muestra como los poderes políticos han venido sometiendo a sus habitantes, pueblos o naciones, para imponer sus creencias políticas, económicas y sociales. Así resulta que los creyentes por convencimiento o imposición son víctimas de explotación de toda índole, lo cual, igualmente observamos a lo largo de la historia.
Fue entonces que por orden de Catalina de Medici, la madre del rey Carlos IX de Francia, los cristianos masacraron a los protestantes calvinistas en la noche del 23 al 24 de agosto de 1572 en París, y tal matanza se extendió y duró meses.
3.
Creo en los regalos de santa, en los Reyes Magos
que las cigüeñas traen a los bebes
en los brebajes mágicos de las brujas
y en los poderes de mis superhéroes.
Así también creo que el verdadero amor
y que llega por una flecha de cupido
que enamoraré a un príncipe azul
y viviré en un castillo maravilloso.
Pero de tiempo acá, creo en el poder
sobre todo el de mis puños y patadas
el de armas de alto calibre.
Y creo dominar al mundo con mi fuerza
con mi astucia para corromper o extorsionar
y en mi inagotable poder seductor.
Y lo importante es lo que pienso
que las cosas son como yo digo
pues soy dueño de la razón
y más te vale creer en lo que yo diga.
Para liberarnos de creencias y su explotación propongo utilizar nuestra lógica. Para empezar necesitamos distinguir objetivamente las ideas de las creencias. Luego, afirmar las cosas que sabemos y negar las cosas que no sabemos. A continuación necesitamos ubicar claramente las ideas de las creencias ya sea en el campo de las cosas que sabemos, o en las que no sabemos. Por un lado, si fuera algo que claramente sabemos, o que obviamente se sabe, entonces no hay creencia, sino saber común. Y por el otro, si la idea de la creencia es algo que no sabemos, es posible entonces distinguir la falsedad del engaño. Es así como finalmente puedo afirmar, “de las ideas de esa creencia es algo que no se nada”.
Adicionalmente, podemos analizar la explotación de beneficios de la que soy víctima con esas creencias. Cuál es la naturaleza de la explotación material o mental a la que me someto voluntariamente o por fuerza. Y reconocer si hay posibilidad de liberarme de dicha explotación.
Finalmente, al distinguir y afirmar las cosas que sabemos y las que no, nos acercamos a la verdad en nosotros mismos. Así también, la manera de liberarnos de las creencias y su explotación material o mental. Y finalmente, es también la manera como nos convertimos en seres auténticos, verdaderos y libres. E igualmente en el conjunto, es también como se logra la verdadera libertad en la familia, en los grupos sociales, en los pueblos y en las naciones.
El segundo capítulo de Creencias: Oscuridad del Engaño, trata sobre la disminución de las creencias y profundiza sobre su complejidad. Para empezar, se observa la emotividad en tiempo presente y futuro, luego, el efecto mental de la creencia. A continuación, se profundiza sobre la relación lógica y emocional de las creencias. Y utilizando la emotividad, se ofrece la estrategia de comicidad para disminuir la creencia. En adelante, se tratan los aspectos de identidad que producen las ideas de las creencias. Y finalmente, trata el cerco mental de los invisibles paradigmas.
Hemos comentado que el impulso de las creencias proviene de esperanzas sobre algún beneficio, o de temores sobre algún perjuicio. En ambos casos podemos notar que predominantemente son ideas del futuro, no se refieren al presente. Dónde claramente es posible distinguir lo que sabemos de lo que no, o lo que somos de lo que no.
De aquí, la importancia de observar y tener cuidado en la promoción de las ideas que nos ofrecen las creencias para distinguir. Primero, si tal esperanza o temor es del presente, y requiere nuestra atención y acción inmediata. Y segundo, si se trata del futuro, de sembrar emociones, donde la atención y la acción resultan irrelevantes. Es probable que con esta primera atención y reflexión podamos ubicar las ideas de la creencia en su condición de tiempo presente. Como también, en el campo de las cosas que sabemos o de las que no. Y así, de esta manera, disuadir las ideas o tomar acciones inmediatas en la pertinencia de un fenómeno en tiempo presente.
El actual problema del SARS-CoV-2 es una situación del presente, pero su emotividad corresponde al futuro. Esto es, a la continuidad de nuestra vida y no morir. Para alimentar la emotividad de temor, ha sido necesario recordarnos día a día la cantidad de muertos e infectados. Y ya últimamente de los que mueren por inconscientes, por no vacunarse. Así también ha sido necesario alimentar la emotividad de esperanza, de vida futura, por ahora en el experimento de vacunas. ¿Será el SARS-CoV-2 un fenómeno de creencias? Lo dejo al análisis del lector.
Cabe aclarar, que el uso del verbo creer para referirse a condiciones del presente, muchas veces no implica creencia alguna. Como sinónimo de suponer, imaginar, estar a favor de, etc. Por ejemplo – creo que dejé mi teléfono sobre la mesa – “supongo que”. Otro, – creo en la sinceridad de las personas –, “estoy en favor de”. En estos casos es posible investigar o resolver si la idea es algo que sabemos o que no. Cabe notar, que el uso del verbo creer tampoco refiere a una creencia cuando la condición del presente no implica una emoción.
Las esperanzas como los temores que encontramos generalmente en las creencias son de naturaleza emocional. Aunque el impulso de las creencias puede surgir de emociones de cualquier índole. Cabe notar que las emociones tiene la particularidad de poder dominar todas las dinámicas mentales. Y así, una emoción puede subordinar, los procesos analíticos, deductivos, reflexivos, perceptivos, creativos, imaginativos y de memoria. En tal condición, encontramos una emoción dominante.
En ocasiones observamos personas cegadas por alguna emoción dominante de amor, de celo, de enojo, como también por creencias. Y en tal condición, las personas parecen irracionales. No obstante la amplitud del tema, cabe resaltar. Aunque las creencias se refieren a cosas de las que no sabemos nada. Y aunque se pretenda que sí se sabe. Su motivación se construye con ideas futuras que llevan alguna carga emocional. Y así, se busca que contengan la energía necesaria para nutrir las mentes de emoción y permanecer en ellas.
Como la emotividad dominante de la creencia está en el futuro, es en el futuro a donde tiene importancia. Pues es una esperanza o temor por venir. Así, la mente parece cerrada a la reflexión del presente. Por eso es que la dinámica mental de los creyentes pareciera ciega, incapaz de discernir sobre el saber presente de las ideas de las creencias
En la dinámica mental de las creencias surgen dos polaridades opuestas que debemos observar. Primero, por la razón y la lógica, es algo de lo que no sabe nada, en apego a la verdad y honestidad. Y segundo, por la recompensa emocional de algo que se desearía fuera real, a pesar del autoengaño e hipocresía que conlleva. En pocas palabras. Es algo que no sé, pero desearía que así fuera.
Es por esto que los “grupos de control” buscan dos cosas. Primero, disminuir intentos de racionalidad en sus dominios de creyentes con frases como: “no cuestiones, solo cree”. Y lo aplican a toda índole de categorías y escalas. Desde los organismos multinacionales hasta la relación de pareja: “no dudes nunca de mi amor por ti”. Y segundo, los grupos de control buscan aumentar la carga emocional de la creencia, ya sea como esperanzas o como temores.
Atendiendo a nuestra propia defensa sobre las creencias buscamos lo contrario a los grupos de control. Primero, aumentar la racionalidad. Y segundo disminuir su efecto emocional. Es por esto necesario abrir la mente a todas sus dinámicas. Para luego ridiculizar su emotividad y hacerla insignificante, como vemos enseguida.
La estrategia que sugiero para tratar la emotividad futura de las creencias, consiste igualmente en ideas futuras. Pero esta vez con una carga emocional cómica o ridícula la cual resulte antagónica y divertida. De esta manera se modula la energía emocional que tenían originalmente la creencia con otras emociones. Así se disminuye en la mente la emoción dominante que he mencionado. Al liberarse de la dominación emocional se facilita que todas las dinámicas mentales pueden participar. Es entonces, que es posible ubicar la idea de la creencia en el campo lógico de lo que sabemos o de lo que no. O bien, de lo que nos importa y de lo que no.
Por ejemplo. – “¡Si votas por fulano vas a perder todo lo que tienes!” Para lo cual, la estrategia sería: –“¡Qué alivio! Espero se lleve toda la basura cerebral que tengo, aunque la tuya es más valiosa”. Después de lo cual, es más fácil discernir sobre las ideas de la creencia, para ubicarlas en el campo de lo que no sabemos. “Por el momento todo está igual y del futuro no sé nada, y ni me importa”.
La identidad es un tema de complejidad. Su construcción es un proceso. Participan ideas, emociones y otros productos mentales que luego hacemos propios. Así, con tal apropiación las integramos a lo que somos, a nuestra identidad. Esto es, a lo que soy, o a lo que somos.
Es así como la inducción emocional de las creencias puede articularse con la identidad personal y colectiva. Incluso conformando una fuerte liga donde resulta indistinguible la idea de la persona. Por eso, en tal condición resulta muy difícil para ciertas personas o grupos renunciar a sus creencias. Ya que, ellos mismos se han transformado de alguna manera en esa creencia. Por ejemplo, “qué sería de mí, sin mi alma, sin mi eternidad”. No solo la persona cree en la idea de un alma, sino que se considera ella misma un alma inmortal. Todo esto, a pesar de que sobre la idea de alma no sabemos nada, y menos aún de su eternidad.
Al tocar la idea de la creencia también tocamos la identidad que ha conformado. Es por eso, que en muchos ámbitos se busca no meterse con las creencias de las personas. Y no por debatir con apertura las ideas, sino porque toca la adquirida identidad de los creyentes. De esta manera, en esos ámbitos se procura respeto a las creencias y cierta falsa paz. Pero ¿no será esto uno de los grandes problemas que enfrentamos los humanos? Identificarnos con falsas creencias, y no tocar las identidades con tal de mantener una paz superficial.
Tratándose de creencias asimiladas a la identidad individual o colectiva, la estrategia propuesta es parecida a la anterior. Igualmente, se propone utilizar ideas futuras con una carga emocional cómica o ridícula. Pero esta vez, implicando la identidad, ridiculizando no solo la idea sino también a nosotros mismos. En realidad es una estrategia divertida, a menudo la utilizan los cómicos profesionales. En este caso, no bromean sobre el público o anécdotas, sino sobre ellos mismos. P. ej. –Antes, yo era de esos que creían que el amor nunca es eterno. Sobre todo el pasional, donde no había tiempo ni de promesas, ni casamientos, ni ridiculez de cartas y poemas. Francamente qué bruto era.
Otro de los problemas que enfrentamos para elucidar las creencias son los paradigmas. Los paradigmas son un conjunto de principios que forman una frontera lógica invisible por el cual ciertos productos mentales son aceptables. Esta frontera lógica es más profunda que los razonamientos, o procesos de donde surgen tales productos mentales. Y por ello sobrepasa la capacidad intelectual, analítica, intuitiva y emotiva del individuo, incluyendo la emotividad de las creencias. Así, la mente solamente puede albergar ideas, teorías, emociones, memorias, reflexiones, percepciones y procesos intelectuales bajo los límites del paradigma. Y sin nunca saber de tales paradigmas ni de su control. Pues la naturaleza de un producto mental plenamente aceptado otorga la sensación de libertad de pensamiento y justificación.
Los paradigmas jamás permitirán la existencia de algún producto mental contrario a su lógica. Sí tal idea o producto mental surgiera, parecerá incoherente, inadmisible, y generalmente sería discriminado. Al igual se discrimina a las personas o grupos sociales que sostengan otras ideas o productos mentales antagónicos. El grave problema humano sobre la discriminación está relacionado de manera compleja a la condición de identidad y paradigma sobre creencias. Un amplio tema que merece una exposición aparte.
Podemos observar entonces que ante alguna creencia. 1) La dinámica mental está limitada por la emotividad de la creencia. 2) También, por la integración que pudiera tener con la identidad personal o colectiva. 3) Y finalmente, por el paradigma, que rechazará cualquier antagonismo. Por esto último, resulta difícil aplicar la estrategia planteada anteriormente. La cual consiste en generar ideas futuras antagónicas con una carga emocional cómica o ridícula. Ya que, el paradigma impedirá que la persona pueda autogenerar alguna idea antagónica sobre la creencia y el individuo mismo. Y menos aún de manera cómica o ridícula.
Cuando el paradigma trata del presente, los múltiples y continuos fracasos sobre las ideas que sostiene pueden diluirlo o superarlo. Pero tratándose de ideas futuras, cualquier prueba en el presente no anula la idea a futuro y su emotividad. Cuando la lógica del individuo está controlada por algún paradigma, no será posible que la persona pueda distinguir las ideas de la creencia. Y más aún, ubicarlas en el campo de las cosas que no sabe. De esa manera predomina la esperanza de realidad de las ideas de la creencia. Y con ello, prevalece una forma de autoengaño invisible o imperceptible.
En el caso del paradigma, no puedo ofrecer alguna estrategia personal para disuadir su efecto. Las creencias pueden dominar al individuo por algún tiempo o por todo lo largo de su vida. Lo cual implica que las dinámicas mentales estarán controladas por el paradigma. En consecuencia, la evolución mental permanecerá en cierto estancamiento y solamente habrá desarrollo en los campos que el paradigma permita.
Es muy lamentable observar el efecto de estancamiento de evolución mental de la persona. Y sobre todo, cuando esto pueda acontecer por todo el largo de su vida. Pero más aún, al considerar que tales limitaciones implican a grandes esferas sociales. Con asombro, las creencias están atentando contra la mente humana, la virtud sobresaliente de nuestra especie. Enfrentamos un fenómeno que no tiene salida fácil desde la capacidad individual, por la naturaleza invisible del paradigma. Sin embargo, tal vez pudiera haber alternativa desde la dinámica colectiva. Es decir, desde ciertas contraculturas que busquen liberar al individuo y la sociedad del estancamiento mental que producen las creencias. Como también que busquen la liberación de sus grupos de control. Guardo la esperanza, y preocupación, pero no sé si las contraculturas podrán avanzar cuando las creencias dominan a la sociedad en predominante mayoría.
Es muy frecuente encontrar que algunas ideas se proyectan a un tiempo presente y futuro como ideales, aspiraciones, forma de ser o de pensar. Y estas surgen tanto de la iniciativa individual o como producto de la complejidad cultural implicada. P. ej. los ideales de felicidad, amor, bienestar, paz, progreso, plenitud entre otros. Los ideales pueden transitar de la generalidad a una concepción particular donde surgen ideales específicos, de amor, bienestar entre tantos.
Los ideales pueden ser instrumentos muy valiosos si los miembros de un grupo social acuerdan por consenso cierto ideal, sus límites y jerarquía. Sería bienvenido un ideal de “verdad”, de “veracidad” no solo en un grupo social, sino en el conjunto de un país entero. Y más allá del ideal alcanzado por consenso, pudiera ser un principio rector, y tal vez fundamento de su constitución y sus leyes. En tal condición, muy posiblemente todos los habitantes de un país se conducirían por la verdad, serían auténticos. Nos permitimos reflexionar si el origen e integración de pueblos y naciones debiera haber partido de esos ideales consensuados. Y preguntar, si fuera el caso de no tenerlos, no es tarde para buscarlos.
Sin embargo los ideales en el plano individual pueden transformarse en creencias autogeneradas. Pues abordan las ideas que conllevan en un tiempo futuro con una fuerte carga emocional. Y en mayor profundidad, cuando el individuo se convierte en presa misma de su aspiración emocional. De esta manera, transformando aquel inocente ideal en su propia identidad, tal como hemos visto en el fenómeno de las creencias. Entonces el individuo pierde identidad con su presente, para adoptar una identidad futura. Y así, surge el anhelo que fuera tan real como el presente, en una suerte de yuxtaposición irracional. P. ej. un ideal de sabiduría personal, que proyecta la persona a una cierta identidad de sabio, e incluso de sabio supremo. La historia esta llena de chamanes, salvadores, avatares, semidioses, donde el ideal se transforma en identidad idealizada.
2.
Creo que el dinero es como el oro
que el billete es como dinero
en la perpetuidad del valor
en la inmortalidad de una promesa
la de una forma de papel eterno.
No solo eso, creo en mi valor
en el valor de mis conocimientos
de mi astucia, de mi trabajo.
Claro, por eso tengo mucho dinero
pero, en realidad valgo mucho más.
Soy tan valioso o valiosa y valgo
por todo lo que soy.
Hasta creo que soy humilde
y para nada individualista.
Vean mis casas, mis autos
mis aviones, mis empresas
a la guapura de mi pareja
a la lindura de mis criaturas
Y por principio, creo en mi modestia.
Aunque la identidad idealizada pudiera observarse como un proceso individual, autogenerado. Tal generación implica a la sociedad y la cultura circundante en complejidad de factores. Es precisamente por ello que tal identidad idealizada, y al igual que las creencias puede llegar a impulsarse desde “grupos de control”. Los cuales promueven y controlan tal identidad idealizada en busca de sus beneficios.
Este principio es comúnmente empleado por los medios publicitarios para promover ciertos productos utilizando una identidad idealizada. Aplicado a la identidad de poseer un cierto automóvil, avión, u otros bienes o propiedades. Y de esta manera buscar la auto-generación de identidad de un ser superior, que entre otras cosas se soportan de esos bienes.
Los medios publicitarios como la sociedad pueden igualmente impulsar también lo contrario, la creencia en desgracia, pobreza, y en ello la emotividad y una identidad de un ser desgraciado, pobre, o inferior. Este impulso negativo es comúnmente utilizado por la publicidad negativa de campañas políticas. Y el cual busca convertir a su audiencia en seres desgraciados. En este caso apoyado no por bienes suntuosos sino por ataques a algún candidato o político. Esto deja un sabor de boca amargo para los perdedores, pues su identidad asume la desgracia impulsada. Es por ello que para proteger la identidad de la población, el uso de publicidad negativa debe ser seriamente regulada. Pues transforma ideas en creencias, y creencias en identidades de su presagio negativo. Para luego observar que no hay contrapartida para restaurar el daño identitario a dicha audiencia.
Hemos visto el aspecto positivo de los ideales en particular cuando llevan las aspiraciones consensuales de los grupos o pueblos. Hemos visto también el peligro de los ideales se transforman en identidad idealizada en un proceso autogenerado, pero también inducido. Más aún, cuando esta dinámica se utiliza en la publicidad negativa para generar falsas identidades degradantes. Me parece que atendiendo a nuestro principio de verdad sobre lo que sabemos y lo que no. Como también, a lo que somos y lo que no, podemos disuadir la propensión a falsas identidades idealizadas. Para así, ubicarnos en el presente, considerando como ideal no el futuro, sino el presente. Y finalmente, con sencillez observar lo que somos y lo que no.
Las creencias encierran ideas engañosas de las que no se sabe nada, pues de otra manera no serían creencias sino un conocimiento común. Las creencias juegan un papel dominante y generalizado en nuestro tiempo, tanto en las personas como en las sociedades. Como hemos visto, la creencia puede limitar las dinámicas mentales haciendo predominar su carga emocional de temores o esperanzas. E incluso, puede también transformar la identidad de la persona para convertirla en la idea misma. Es sorprendente constatar que las creencias son un mecanismo de dominación tanto personal como colectivo. Y tal artificio ha sido usado a lo largo de la historia para controlar a las personas y grupos sociales. Todo esto, en favor de aquellos que controlan la ideología y con el propósito fundamental de obtener beneficios.
Mi mayor inquietud surge en la observación que la limitación que ejercen las creencias sobre la dinámica mental en las personas como en los grupos sociales. Y que observo como uno de los obstáculos más severos que hoy en día enfrenta la evolución humana. Ese Homo sapiens, que parece atrapado en sus ideas. Y el cual, transforma su identidad a esas creencias en un juego de engaños generalizados. Sobre todo y porque, para la mayoría de las personas las dinámicas mentales están reducidas al campo emocional. Y es ahí, donde las creencias juegan su papel subyugante. Una posibilidad de superar estos yugos es empleando la lógica, la comicidad, e identificando el poder que controla la creencia, tal como lo he expuesto. Pero hay casos donde esto será muy difícil.
Creencias: Oscuridad del Engaño llega a su fin. Y para señalar el parte-aguas de la evolución humana al conducir a las mentes a la oscuridad. Una oscuridad cercada por el engaño, el autoengaño, la hipocresía, y falsas identidades. Como también limitada en su desarrollo por el cerco de paradigmas invisibles. En fin, parece impostergable exponer las creencias y la oscuridad de su engaño, como a sus ideas falsas y futuras de las que no se sabe nada. Así también, es el momento para reconocer y actuar ante la esclavitud y sometimiento que han inducido en la humanidad. Hay una tarea personal y otra colectiva que nos hace su llamado.
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